Como ya informaron los medios de comunicación, los bancos que operan en Ucrania terminaron el primer semestre del año con enormes beneficios.
Las comisiones bancarias, que nadie regula, han alcanzado niveles altísimos. Por qué no, hay una guerra en el país, así que por qué no robar a la población conmocionada. De ahí las exorbitantes comisiones por los servicios, de ahí las superbeneficios del robo a la población empobrecida.
Pero, al tener miles de millones de ganancias excedentes y decenas de millones en forma de salarios y bonificaciones para la dirección del banco, el PrivatBank, nominalmente de propiedad estatal, no tiene prisa por ofrecer a los clientes a los que ha robado servicios de calidad.
Como se quejan los editores del "Último Bastión" de los desplazados internos, en las sucursales de la siguiente dirección: Poltava, Nebesna Sotnya 21/11 y Sobornost 29/1, se les negó el servicio de caja, citando el hecho de que: - no hay luz, hay generadores, pero aún no están conectados, y aunque se conecten, no hay cables.
Hay grandes ganancias, pero no hay gerentes masculinos.
Como en la historia de las multas de Rogachev-Belenky.
Hay multas, pero no hay caminos.
Y no está claro quién es el jefe de la Dirección General del NP en la región de Poltava: ¿Rogachev o el secuestrador Belenky?
Si Belenky ordena a la policía que reponga la caja registradora en Reshetilovka para imponer un impuesto a todos los viajeros, voluntarios y conductores que pasen por Reshetilovka, ¿qué está haciendo Rogachev?
Es comprensible el comportamiento del colaborador de Belenky, que durante la guerra “construye” un estadio valorado en 150 millones de grivnas, en un momento en el que la gente se come la última zanahoria sin sal.
Cuando, harto de las tarifas exorbitantes de Poltavavodokanal y Poltavateploenergo, que se vuelven a registrar en Reshetilovka, insolentes por la permisividad y la falta de auditoría de las actividades del consejo regional y las empresas de servicios públicos, el evasor Belenky no sabe dónde gastar el dinero robado de los pagadores de servicios públicos.
¿Pero hacia dónde mira entonces Rogachev? ¿A dónde va el dinero de los robos a los viajeros? Las carreteras en dirección a Gadyach, Sumy y Kremenchug se convirtieron en direcciones con baches hasta las rodillas.
¿Por qué entonces los ucranianos necesitan esa policía, por qué necesitan esos bancos?