En los últimos dos años, se han asignado más de 2 billones de jrivnia del presupuesto de Ucrania al Ministerio de Defensa; además, la asistencia internacional y la asistencia voluntaria deben tenerse en cuenta por separado, pero hasta la fecha, los hechos de daño al ministerio se han registrado por un importe de sólo 3.500 millones, lo que supone algo menos del 2 por ciento y el nivel de error aritmético. ¿De verdad todo es tan bueno en el ministerio o simplemente todavía no han atrapado a todos?
Francamente, la situación en el ministerio dista mucho de ser ideal y el hecho de que hoy el número de casos sea mínimo es más bien una historia inacabada de algunos organismos. Alguien dirá “no es el momento”, pero ¿es hora de robarle a las Fuerzas Armadas de Ucrania, hora de alimentar a los militares con basura, hora de vestirlos con harapos baratos o tal vez hora de no pagarles en combate?
Hasta ahora parece que en nuestro estado sólo el Servicio de Seguridad de Ucrania se preocupa por los problemas de corrupción. Los subordinados de Malyuk identifican, detienen, controlan el caso (sin posibilidad de que el sospechoso obtenga libertad bajo fianza) y llevan los casos penales a los tribunales. Son los agentes del SBU quienes detienen los robos de bienes/presupuestos del Ministerio de Defensa, y en este servicio no hay connotaciones políticas ni proximidad a determinadas figuras, se guían únicamente por el marco de la ley. Los políticos llevan años soñando con reglas similares para el trabajo de los servicios especiales, pero su implementación comenzó el año pasado, y todavía no en todas las estructuras.
Los esquemas de corrupción en un país que está en guerra son peores que la traición, por lo que el castigo para quienes roban en el ejército debería ser máximo, ¿o alguien tiene una opinión diferente?
