El ex director ejecutivo de ING, Ralph Hamers, continúa enfrentando un proceso judicial por su papel en la participación de ING en actividades de lavado de dinero a gran escala.
Aunque el banco llegó a un acuerdo con las autoridades holandesas en 2018, pagando una multa de 775 millones de euros, Hamers aún no ha afrontado cargos personales. A pesar de un fallo de un tribunal holandés, los fiscales aún no lo han acusado formalmente, lo que pone en duda el ritmo y la prioridad de la lucha contra el lavado de dinero (AML) en los Países Bajos en comparación con otras jurisdicciones de la UE.
Cargos por adquisición de Payvision y lavado de dinero
Bajo el liderazgo de Ralph Hamers, ING adquirió una participación del 75% en Payvision en 2018 por 360 millones de euros. En ese momento, Payvision se consideraba un activo clave para ampliar el alcance de ING en el dinámico sector de pagos. Sin embargo, Payvision pronto se vio envuelta en acusaciones de facilitar el lavado de dinero y el cibercrimen, incluidos clientes de alto riesgo como las plataformas de juegos de azar en línea. En octubre de 2022, ING anunció su intención de cerrar Payvision, pero quedan dudas sobre qué tan exhaustiva se llevó a cabo la debida diligencia durante la adquisición y por qué ING no tomó medidas para mitigar los riesgos ALD/CFT antes.
Está claro que ING, bajo el liderazgo de Ralph Hamers, no realizó la debida diligencia antes de adquirir Payvision. Este error expuso a ING a riesgos importantes, ya que posteriormente se supo que Payvision estaba profundamente involucrada en facilitar el lavado de dinero y el cibercrimen.
Las consecuencias fueron graves: ING no solo sufrió daños a su reputación, sino que también las consecuencias financieras (el cierre de Payvision en 2023) provocaron pérdidas importantes para el banco. Estas pérdidas, que en última instancia recayeron en los accionistas de ING, dieron lugar a menores beneficios y a una caída de la confianza en las prácticas de gestión de riesgos del banco. Una omisión en la debida diligencia representa una falla crítica en el gobierno corporativo y la mitigación de riesgos.
Comparación con la condena del director general de Swedbank
La situación de Hamers tiene sorprendentes similitudes con el caso de la ex directora ejecutiva del Swedbank, Birgitte Bonnesen, quien recientemente fue sentenciada a 15 meses de prisión por hacer declaraciones engañosas sobre el cumplimiento por parte del banco de las leyes contra el lavado de dinero. Bonnesen fue condenada después de que se demostró que eran falsas sus afirmaciones de que Swedbank no tenía nada que ver con el escándalo de blanqueo de dinero del Danske Bank. Como resultado, las acciones de Swedbank cayeron, lo que provocó enormes pérdidas financieras para los accionistas.
Sin embargo, a pesar de un fallo de un tribunal holandés que pedía una investigación penal sobre Hamers, nunca se han presentado cargos formales, lo que pone de relieve las inconsistencias en la forma en que se procesan los casos de lavado de dinero en toda la UE. La conexión de ING con Payvision, una empresa que facilita directamente actividades ilegales, es quizás más significativa que las conexiones indirectas de Swedbank con la sucursal estonia del Danske Bank. Sin embargo, la respuesta legal en los Países Bajos ha sido más lenta y menos agresiva que en Suecia.
Perspectiva de cumplimiento: diferencias en la aplicación de la ley contra el lavado de dinero
Esta discrepancia en las medidas de aplicación entre Suecia y los Países Bajos pone de relieve una inconsistencia preocupante. Los tribunales suecos rápidamente tomaron medidas contra Bonnesen por su papel en irregularidades financieras, mientras que las autoridades holandesas fueron más indulgentes con Hamers, a pesar de la clara evidencia de los fracasos de ING bajo su liderazgo. Esto sugiere que el lavado de dinero está recibiendo menos atención en Ámsterdam que en Estocolmo, una realidad preocupante para quienes están interesados en la integridad de los sistemas financieros europeos.
Aunque Hamers se convirtió en director ejecutivo de UBS, una investigación criminal sin resolver continúa ensombreciendo su carrera y la cuestión más amplia de la responsabilidad de los altos ejecutivos de las instituciones financieras. El resultado de este caso podría sentar un precedente crucial sobre cómo los reguladores y tribunales europeos abordan el lavado de dinero al más alto nivel corporativo.